La Naturaleza Humana

Me he preguntado innumerables veces, y lo he compartido, qué es lo que nos impide a nosotros, los humanos, construir un mundo acogedor, floreciente, solidario y prometedor. Contamos con un equipamiento increíble para ello: nuestra particular capacidad de razonar; la posibilidad de comunicarnos con otros mediante nuestro lenguaje corporal y verbal; un instrumental biológico que nos permite aprender y desarrollar innovaciones inimaginables. Vistos así, parecemos criaturas milagrosas.

Y, sin embargo, no pareciéramos estar utilizando activamente ese potencial para construir un mundo mejor. Si bien hay cifras que pueden interpretarse como de un mejoramiento progresivo de la vida civilizada desde la prehistoria del ser humano, la prevalencia sin pausa de conflictos políticos, raciales, sociales y económicos, por una parte, y el ejercicio masivo de la violencia a nivel de las familias y las personas, por otro, hace surgir la pregunta: ¿qué pasa?

Esta pregunta me ha sido respondida varias veces. Se me ha dicho que al formularla me he olvidado de incluir el asunto de la naturaleza humana. Al parecer, según mi escucha, junto con su capacidad de aprender el ser humano tendría características que serían instintivas y, a la vez, formarían parte de su esencia. Es decir, así somos y no hay nada que hacer al respecto. Esa es la realidad de la vida. El resentimiento, el ejercicio de la violencia, la codicia, la envidia, las ansias de dominación constituyen aspectos esenciales, fijos e inmutables de la naturaleza humana.
Sin embargo, nuestro potencial de aprendizaje, creatividad, sociabilidad, colaboración, adquisición y creación de conocimientos, y nuestra capacidad de visión son, también, aspectos de la naturaleza humana. Podemos elegir incorporarlos plenamente para mejorar nuestro mundo y nuestra especie, o no hacerlo. Depende de nuestra voluntad, decisión y sentido de responsabilidad.
Quienes abogan por un status quo, aceptando sólo la comodidad de lo conocido y sin adiestrar la atención y la disciplina para utilizar nuestro potencial humano, corren el riesgo de quedarse anclados, no en el paradigma de la naturaleza humana, tan rica en posibilidades, sino en la naturaleza mamífera, digno estamento al que también pertenecemos los humanos, aunque con menos posibilidades de autodeterminación.

Afortunadamente, somos muchos los que queremos aprender, crear y construir. Para eso contamos con nuestra naturaleza humana.

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